La incorporación de las TIC en la educación ha abierto grandes posibilidades para mejorar los procesos de enseñanza y de aprendizaje. Sin embargo ,la capacidad de transformación y mejora de la educación por medio de las TIC se puede determinar según los contextos de uso y la finalidad que se persigue con la incorporación de estas tecnologías.
La incorporación de las TIC en la vida cotidiana, ya sea para uso personal, artístico, laboral o académico, ha sido paulatina, y ha ido evolucionando junto al surgimiento de nuevas plataformas y herramientas. A lo largo de este proceso, que está ocurriendo aún, las tecnologías han pasado y están pasando en el campo educativo de ser un fin a considerarse herramientas potenciadoras y facilitadoras de los procesos de enseñanza y de aprendizaje.
Un concepto clave a la hora de comprender cómo lograr la inclusión de las TIC en educación es la idea de que “es necesario aprender con y a través de las TIC”. En otras palabras: el uso de las TIC en las escuelas no debe estar reservado únicamente para actividades aisladas en los gabinetes o laboratorios de informática.
La verdadera integración de las TIC en educación requiere varias líneas a implementar:
- Aprendizaje del manejo instrumental de la tecnología.
- Su utilización como herramienta pedagógica para la enseñanza de los contenidos curriculares, en todas las materias y áreas en las que sea posible su uso.
- El aprendizaje de las normas de utilización de estas nuevas tecnologías de la información y la comunicación: cuidado de la seguridad personal, respeto de la privacidad y de la propiedad intelectual, etcétera.
- El aprendizaje de la lectura e interpretación crítica de la información y las imágenes que nos llegan a través de los nuevos formatos.
Las TIC son herramientas potenciadoras y facilitadoras de los procesos de enseñanza y de aprendizaje.
En este contexto, es interesante pensar a las escuelas como organizaciones de enseñanza y aprendizaje en las que todos sus miembros participan activamente de los procesos educativos. Así, los docentes son comunicadores y productores de contenidos continuamente dedicados a la experimentación e innovación pedagógica, en colaboración con sus colegas y los expertos externos, para producir nuevos conocimientos sobre las prácticas de enseñanza y las de aprendizaje.
El modelo educativo del siglo XXI privilegia el aprendizaje continuo en situaciones variadas y en interacción con otros. En este escenario, existe ya -como señalamos- un consenso importante respecto de que las TIC facilitan el paso del aprendizaje individual al aprendizaje social y colaborativo en red, entre otras cosas.
Toda una serie de redes tecnológicas de herramientas, de recursos digitales y de entornos electrónicos complementan a las estrategias ya existentes y probadas para trabajar, producir y transferir conocimientos y facilitar a los alumnos el aprendizaje en colaboración con otros.
El uso de las TIC en las escuelas no debe estar reservado únicamente para actividades aisladas en los gabinetes o laboratorios de informática.
El rol docente.
Vivimos procesos de cambios muy vertiginosos en la concepción del conocimiento, en qué es, cómo se produce, cómo se transfiere, y es importante asumir el desafío de transformar las prácticas docentes que requieren de instancias de investigación, donde no existen recetas mágicas. La idea es introducir esos cambios en el mundo de la acción, y que docentes y alumnos sean protagonistas desde la producción de contenidos y aprendizajes significativos y relevantes para la vida, con metodologías innovadoras como son las TIC.
Se están gestando cambios en el rol de los docentes, ya que el sistema educativo está inmerso en la sociedad del conocimiento. No se trata de cuestiones de edad, sino de la adquisición de diferentes habilidades y competencias que complementen los paradigmas incorporados con más tiempo en las prácticas educativas.
Si bien hay excepciones, por lo general en la docencia predomina el sistema “broadcast”: el docente habla en el frente y los alumnos, sentados, escuchan. Esta modalidad funcionó durante muchos siglos, pero en este momento está resultando obsoleta.
La escuela propone un sistema centrado en el alumno en tanto individuo. Y desde esta lógica están pensados la mayoría de los recursos pedagógicos. Sin embargo, en la actualidad, el protagonismo de la inteligencia colectiva y la colaboración reclama una nueva modalidad de trabajo. En esta dimensión se trasluce otra vez la ubicuidad de las TIC: el contexto sugiere, entre otras cosas, pensar en red, trabajar en equipo, acceder a información que excede las paredes de las aulas y el saber de los docentes, que supera incluso a la misma biblioteca.
Esta perspectiva supone aceptar que la frontera entre lo formal y lo informal se vuelve difusa y que la escuela paulatinamente cumpliría la función de sintetizar (como lo haría un ecualizador) los aprendizajes que provienen de fuentes diversas. Esto habla, pues, de una ruptura, no solo respecto del tipo de tareas que los estudiantes realizan fuera de la escuela sino también en relación con las herramientas tecnológicas que ingresan en el espacio mismo de las aulas.
De ahí que se hable tanto de las nuevas competencias y de las múltiples estrategias que el docente puede/podría desplegar en las clases para lograr una comunicación fluida con sus alumnos. Se dice que el docente debe ser un creador de conflictos, un generador de preguntas, un mediador, un interlocutor que esté “en sintonía” con los intereses de los alumnos y con los conocimientos sobre los que tiene que trabajar, y que la educación en general debería considerar más seriamente el “deseo”.
El objetivo del docente actual se dirige a la preparación de las nuevas generaciones para su incorporación en el mundo de las relaciones interpersonales, la vida en sociedad, la cultura, la creatividad y el trabajo. Este mundo cambia de manera vertiginosa y la continua capacitación de los docentes es un modo de dar respuesta a las exigencias y demandas que esta sociedad les hará a los estudiantes ya formados.
No es lo mismo enseñar sobre TIC que enseñar con TIC
La decisión de conectar internet en todas las escuelas no es de los docentes, responde a una política educativa, pero dado que esta tendencia es ineludible, en lugar de quedarse pasivamente esperando que lleguen las computadoras y después decir “está linda, funciona”, o “no sé qué hacer con ella”, los docentes están comenzando activamente a discutir qué, cómo, cuánto, qué necesitan, para qué...
Cuando decimos qué, cómo, cuánto, de qué modo, para qué, con qué fin... hablamos de las competencias o habilidades con las que los docentes deben contar para que el trabajo con TIC en las aulas permita trazar itinerarios de selección de fuentes de información válidas y confiables, apropiación de información y construcción de conocimiento relevante y significativo para los alumnos. Y que, por supuesto, se concrete la transferencia de esos saberes, habilidades o competencias hacia los alumnos, para que así ellos aprendan a trazar sus propios itinerarios.
Dado que los chicos interactúan y utilizan espontáneamente a las TIC desde el entretenimiento, de manera independiente y fuera del circuito escolar, es natural que los docentes se pregunten cómo implementar el uso de TIC para constatar qué les sucede a estos alumnos cuando trabajan con TIC en un contexto educativo formal de aula y con la intervención del docente.
Los docentes deben contar con las competencias necesarias que les permitan manejar, diseñar y trazar itinerarios de usos productivos de TIC en el aula y transferir estas capacidades a los alumnos.
Los docentes saben por experiencia que no se es mejor cocinero por leer los recetarios completos, que no es posible mejorar nuestro uso del vocabulario leyendo el diccionario enciclopédico desde el principio hasta el final, y que tampoco se es mejor investigador por leer los libros de metodología de la investigación completos: se aprovechan óptimamente estos materiales cuando se sabe recurrir a ese tipo de obras en el momento necesario. Del mismo modo, el docente comprende que las TIC, en tanto herramientas intelectuales y materiales, podrán ser utilizadas por los alumnos con destreza en el marco de actividades en las que aquellas tengan sentido. Para ello es fundamental que el docente tenga las competencias que le permitan manejar y dar un uso adecuado a las TIC.
Decíamos que para los docentes es un desafío educar a estos chicos, justamente porque no se trata solo de manejar herramientas informáticas, sino de promover competencias/habilidades en los alumnos para actuar y producir en la sociedad que las mismas tecnologías de la información y la comunicación han contribuido a crear.
En este punto es importante señalar que no todos los jóvenes son "nativos digitales", ni que todos los adultos –docentes– son “inmigrantes digitales”. El nudo de la cuestión está en el desarrollo de las habilidades necesarias para el manejo de TIC, en los polialfabetismos tan necesarios para manejarse en diferentes medios y formatos y en el reconocimiento de la existencia de una brecha cognitiva.
El gran desafío de los docentes consiste en “aprender a aprender”, y el de los planificadores de la educación en diseñar programas y contenidos curriculares que incluyan la utilización de las TIC, aprovechando al máximo su potencial pedagógico.
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ResponderEliminarHoy en dia vivimos en una sociedad que avanza tecnologicamente y de esta no escapa nuestro futuro campo laboral, es por ello que se nos brinda una herramienta novedosa oó recurso que permite romper con el viejo esquema tracional, donde el Docente es solo un dador de clases; esta herrameinta facilita la posibilidad de mejorar y hacre mas participativo, interactivo y ameno elproceso de enseñanza-aprendizaje en los estudiates, enriqueciendo las practicas pedagogicas y estimulando a los procesos mentales haciendo mas significativo y probechoso el acto de enseñanza-aprendizaje, al permitir que el estudiante comprenda que la tecnologia es aplicable a todas las areas del conocimeinto logrando que este sea constructor de su propio aprendizaje. DUIN VIKREYBER
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